Google ha modificado los términos de la licencia de uso de su kit para desarrolladores de Android con el objetivo de evitar una mayor fragmentación de este mercado. Ahora cualquier desarrollador que quiera crear apps para este sistema debe comprometerse a no contribuir a una mayor división de este segmento.
La fragmentación del ecosistema Android es uno de los principales inconvenientes que se achacan a esta plataforma móvil a la hora de desarrollar aplicaciones para ella. Al existir tantos dispositivos hardware diferentes con distintas especificaciones técnicas en cuanto a procesadores, resoluciones y pantallas se complica enormemente el trabajo de los desarrolladores de aplicaciones, que deben tener en cuenta todas estas variables para que sus programas funcionen correctamente en la mayor cantidad de dispositivos posible.
Precisamente esta fragmentación del mercado Android ha provocado que el ritmo de actualización de los dispositivos a las nuevas versiones del sistema operativo sea tan lento. De hecho, actualmente más de la mitad de los smartphones y tabletas Android continúan anclados en la versión 2.3 del sistema, según los datos que maneja la propia Google. Y esto mismo también supone un freno para los desarrolladores de aplicaciones. Por ahora, solo el 2,7 de los dispositivos dispone de la versión más reciente de Android, Jelly Bean, que Google ha lanzado recientemente.
Con la inclusión de la nueva cláusula en la licencia de uso del SDK de Android Google solo quiere evitar que este problema se agrave, dado que aumenta los costes de desarrollo de las aplicaciones y perjudica al crecimiento y expansión de esta plataforma. Entre otras cosas, ahora se prohíbe expresamente la distribución, participación o promoción de cualquier kit de desarrollo de software derivado del original.
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